Hoy en día, si algo se hace para realizar una función, esa función se realizará por un corto periodo de tiempo, luego se detendrá y se tirará.
Esto se aplica a todo menos los limpiadores de hornos. Los limpiadores de hornos no dejan de funcionar después de un corto periodo de tiempo; directamente no funcionan.
De todos modos se puede aplicar a todo lo demás, por ejemplo examinemos la prueba a) el teléfono móvil. ¿Cuánto tiempo lo has tenido? Estoy dispuesto a apostar que menos de dos años. Bueno, entonces ¿qué pasó con el que tenías antes? Esta en algún cajón ¿no? ¿y qué se ha roto? Es posible que no estuviera nada roto cuando lo dejastes allí.
Ese es el verdadero milagro del siglo XXI, se rompen cuando se caen al suelo o caen en el baño. Se rompen sin razón un martes o incluso dejándolos solos.
Prueba B? El tostador que se compraron tus padres cuando se casaron. ¿Todavía funciona? Seguro que sí, o aquel tocadiscos que está en el salón y que de vez en cuando suena algo de los Bravos, de los Beatles, etc..
Y aquí viene la molestia más grande. El breve periodo que algo no funciona, se convierte en algo de un valor incalculable. Te preguntas cómo te las arreglastes sin ello. Así que cuando se detiene, tu vida se ve arruinada.
Imaginate tratar de trabajar hoy sin el teléfono móvil. A no ser que fueras un buzo o un minero, sería como trabajar sin tu jefe o sin los pulmones.
¿Se puede aplicar esto mismo al amor? En cierta forma creo que sí. En el periodo en que no lo tienes, crees que tu vida se detiene, al igual que con el móvil, llegas a pensar que es como tratar de ganar carreras de caballos con una vaca vestida con un chandal; nunca las ganarás.
Pero lentamente, sentirás simplemente que no es extrictamente necesario, no necesitas a tu jefe para trabajar, ni que a tu vaca le pongas un chandal para intentar ganar una carrera que no necesitas hacer.
Hace poco leí dos formas diferentes de enfocar una determinada situación, como héroes o como dioses. Y es curioso porque si lo tomás como un dios, es como que tomas cierta distancia con lo que está ocurriendo y sin embargo si lo enfocas como un héroe ocurre todo lo contrario.
Entonces... ¿qué es mejor, ser un dios mantenernos fríos, serenos y no ponerle el chandal a nuestra vaca o por el contrario ser un héroe y por consiguiente buscar la talla de chandal adecuada para nuestra vaca?
sólo te diré una cosa me has dejado sin palabras. que forma de hilar los temas, aunque hay cosas que no entiendo, ya me las explicaras
ResponderEliminarGran reflexión... Lo de las cosas rotas es por el maldito sistema consumista, todo está diseñado para que se rompa/pase de moda rápido para que consumamos. Con el amor, no creo que pase lo mismo. Si hay que escoger yo, escojo al héroe, pero en verdad heroes y dioses son lo mismo. No existen en la vida real... Saludos!
ResponderEliminarPriscila: La influencia de Jeremy Clarkson creo que me empieza afectar gravemente..., ¿que parte no entiendes? ¿La de los limpiadores de hornos verdad? A mi me parecen un engaño para el consumidor... gggggg
ResponderEliminarLeno: Muchas gracias Leno, por un lado escoger héroe te implica que puede que te hagan más daño... pero no sabría decirte con cuál me quedaría. Lamentablemente como tu dices no existen en la vida real...
Buena reflexión ;)
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