jueves, 24 de mayo de 2012

Anecdotas

Llevando uno cierto tiempo dedicado a estar cara el público uno no puede evitar tener recapituladas unas cuantas anécdotas o al menos ciertas situaciones que cuanto menos son curiosas, graciosas o indignantes.


Recuerdo varias anecdotas en el primer sitio donde estuve trabajando cara el público. Las que más se me grabaron en la memoria fueron tres bastante dispares entre sí:

La primera fue un sordo, que escuchaba un ruido en el habitáculo del coche. Claro el problema no es averiguar de dónde viene el ruido sino ¿cuál es el ruido? porque os aseguro que había unos cuantos, al final creo que se fue igual que vino.

La segunda era un hombre que para decirme que se le endurecía la direccion asistida me dijo y cito textualmente "se me pone dura cuando aparco", en mi mente calenturienta solo se venía una única imagen a la cabeza y os aseguro que me costó grandes esfuerzos no reirme delante suyo mientras el mecánico que tenía al lado se iba a la otra punta de la recepción a reirse.

Y por último, la tercera fue un poco menos cómica, era un cliente que se quería llevar su coche reparado sin que la compañía de seguros nos hubiera abonado la reparación. El hombre se empeñaba que le diera las llaves del coche para irse de vacaciones, incluso se presentó con la mujer, los hijos y las maletas.
Mis razonamientos fueron bastante lógicos y fáciles de entender, se lo expliqué con la entrega de las llaves de un piso, que hasta que el banco no ha hecho la transferencia no te dan las llaves; como me considero un hombre muy práctico, con recursos y viendo que no lo entendía se lo expliqué con un ejemplo mucho más sencillo.
Cuando compramos el pan, hasta que no pagas la barra de pan, la panadera no te entrega el pan, sólo con este ejemplo pareció entenderlo.


Lo que si os puedo decir que hay dos cosas que no cambian trabajes donde trabajes; la frase de "algún descuento me harás que soy cliente" y sólo ha venido dos veces al centro en cuyo caso la respuesta más fácil es  "a la panadera de mi barrio le llevo comprando el pan diez años, incluso el roscón, aún no me ha regalado nada"
Y lo segundo que no cambia es que siempre hay algún enemigo del agua y del jabón, más cuando llega el verano

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